VIDRIO
"Todavía, cerca del corazón se detiene la vida cuando te nombra alguien"
Maruja Vieira
La experiencia del hombre actual, de ese que expone a través de las vidrieras, que se pone ahí desnudo o arropado por las prendas que compulsivamente encuentra en el mercado los domingos, se exhibe desnudo porque no tiene memoria, no tiene un espacio para lo sagrado, un espacio de relajamiento, la certeza de que el otro existe, la nobleza de que su singularidad va más allá de hacer algo que le de el ser, le queda el obstáculo del vidrio que lo muestra y lo separa. Benjamin hacieno alusión a Paul Klee y a Adolf Loos cuenta que: "...ambos rechazan la imagen tradicional, solemne, noble del hombre, imagen adornada con todas las ofrendas del pasado, para volverse hacia el contemporáneo desnudo que grita como un recién nacido en los pañales sucuis de esta época" [1.] Podríamos decir, el hombre de ahora se envuelve en una experiencia que no es generadora de "interioridad", desposeído de un camino que se apropie con paso lento, trémulo, pero con la confianza de que queda la luz encendida, así sea pleno día. No está el místico, o el que parece serlo, ni el maestro, ni el discípulo, ese que atraviesa el espejp de agua con la vela encendida hasta llegar a la otra orilla [2.]
¿Qué produce al hombre de ahora un sudor frío?: ¿los hijos?, ¿el amor?, ¿la espera?, ¿el pensamiento como una especie de éxtasis? He visto varias veces a Pina Bausch, las partes en las que los hombres y las mujeres se resisten a estar juntos, las sillas tiradas en el suelo, tumbadas las mujeres y vestidos los hombres de gris. Hay de vez en cuando otro que está de traje, cabello corto, perfectamente afeitado, que trata de despejar el espacio, de darles un alma para que se queden pegados. No hay nada que pretenda se decoración, pero tampoco hay vidrios; no estamos hablando aquí de los espacios de "exposición moral" al estilo Adolf Loos, pero sí hay algo de exposición, más que eso es desnudamiento. Algo tímidamente esbozado en el gran vidrio de Duchamp, pero esta vez con alma, aunque sea un alma floja, cansada. Creo que en la cabeza, cuando todavía le queda al ángel un poco de sus alas, siempre tenemos pocas ideas, una o dos -esto lo saqué de un librito de Fernando González Ochoa-, más que en la cabeza en el corazón, o su se quiere en el inconsciente, o en ese espacio hueco que ubicamos en el pecho, o en la mitad de la cabeza. Y somos tan cobardes, o tan ansiosos, o tan solitarios... disfrazamos el afecto en obrotas, en intercambios, en vestiditos. Sí, cierto, habrá que estar en el mundo haciendo algo, pero cuando se empieza a empañar esta única idea-afectiva, hace falta el vidrio (algo que se acerque al desnudamiento) o las repeticiones de los encuentros de Basuch en el Café Muller, para pasar el trapo, o el aliento por ahí y desempañarlo.
Es curioso que Adrian Piper un tiempo se haua obsesionado con la Crítica de la razón pura: "A menudo el efecto de las ideas de Kant era tan fuerte que no lo podía soportar. Tenía que dejar la lectura a media frase, al borde de la histeria, y mirarme detenidamente en el espejo para asegurarme de que aún seguía allí. Debido a que al mismo tiempo estaba siguiendo un ayuno de dos meses a base de zumos y agua, me pareció que la cuestión era seria. Sentía que estaba a punto de renunciar a mi yo indivicual a todos los niveles y que me convertiría en el análisis kantiano de la Unidad Trascendental de Percepción en la Síntesis de las Apariencias según las Normas otorgadas por el entendimiento de la Conciencia reflexiva del Yo. Siempre he tenido una marcada vena mística. Para amarrarme al mundo físico, ritualicé mis frecuentes contactos con mi propia apariencia física en el espejo a través de Food for the spirit. Instalé una cámara y una grabadora junto al espejo de modo que cada vez que me sobrevenía el temor de perderme y esto me impulsaba a tomar contacto con la realidad del espejo, podía registrar mi aspecto físico objetivamente y también grabar mi voz repitiendo el pasaje de la Crítica que en aquel momento me estaba llevando a la autotrascendencia" [3.] Ésta es una imagen que deja sin aliento, no es la mujer abierta casi hinchada de melancolía, erguida como una piedra en el patio de "Madame de Bovary", allí al menos hay una idea, una o dos; aquí con Adrian frente al espejo, no hay ideas, está la cámara y la grabadora, no hay otro. Un espejo, sudor frío, los ojos que escudriñan, que diluyen, que hostigan, que se aguzan en medio de cualquier lectura que lleve a un estado místico, qué importa que sea Kant (que es curioso que lo sea, en frente de una mujer afroamericana, desnuda buscando a otra en un espejo). La visión que se forma detrás del espejo, es esta: la parada que cree se un mísitco, segura de su existencia al verse en la pantalla de la cámara, un místico que suda y tiembla, cansada y sobresaturada, que ha devorado todo. Estáis todos tan cansados, pero sólo porque no habéis concentrado todos vuestros pensamientos en un plan enteramente simple y enteramente grandioso" [4.]
El hombre de ahora se ajusta al hacer, y le basta este hacer, para acostarse sobre los cojines, un poco intranquilamente es verdad. El ritmo del trabajo no está dictado por un estado de relajación del cuerpo, de la mente que lleva a que lo que se hace quede en la memoria, cree un estado interno. Esta experiencia que parte sin memoria y se expone en su vulnerabilidad la lleva consigo el recién nacido, uno que se queja por la temperatura del agua para el té, la temperatura de las toallas que lo secan todas las mañanas, la temperatura de sus manos, la tempertatura de su vino en la cena. tranquilo o no, pero tranquilo al fin de cuentas, de tener todo lo necesario para proteger su singularidad, y de paso exponerla vacía, intocable a través de vidrios, a los demás, sin saber exactamente qué significa el Otro "...ya que rechazan la semejanza entre los hombres, principio fundamental del humanismo" [5.], resultándole la benevolencia algo fantasmagórico.
El hombre de ahora, alguien sin memoria, sin amor, sin lo sagrado, una singularidad abrigada en la adecuación de cosas que miden su "alma" y que para saber que está ahí, se expone moralmente haciéndose visible a los otros. "Las cosas de vidrio no tienen aura. El vidrio es el enemigo número uno del misterio. También es enemigo de la poseción" [6.] Y hay algo interesante en que sea enemigo de la poseción, de una u otra forma se está aceptando la existencia de lo otro, que hace falta para cerrar la exposición, para saber que el místico frente a la cámara y la registradora existe, aunque el otro esté haí sólo para ver al que está desnudo exhibirse moralmente.
¿Qué hay en frente al espejo, la cámara y la registradora? Una mística... ¿no suena un poco ridículo?, y ¿con qué hay que colmar ese vacío sino con el retorno al misterio, a lo sagrado? Si el tiempo no es homogéneo y vacío, ¿cómo ve el ángel de la historia hacia atrás, si no hay certeza de que hay otro?, ¿cómo sabe que al volver el rostro hacia el pasado verá al otro? Para ésto hay que creer en otro, no sólo como útil en la exhibición moral de ese recién nacido, sin memoria, de ese que ya no suda frío, ni se ve en sus ojos echados al tálamo una llama en pleno día. Sí, seguramente la filosofía del siglo XX, la que definió sus inicios como filosofía del lenguaje, la que casó el pensamiento con le lenguaje, no basta, el agujero es demasiado grande, y los místicos pululan en frente a los espejos con una cámara y una registradora.
Andrea Aguía.
[1.] Walter Benjamin, Experiencia y pobreza.
[2.] Tarkovsky. Nostalgia.
[3.] Adrian Piper. Desde 1965.
[4.] Walter Benjamin, Experiencia y pobreza.
[5.] Walter Benjamin, Experiencia y pobreza.
[6.] Ibídem.
[5.] Walter Benjamin, Experiencia y pobreza.
[6.] Ibídem.
"Casa 100" (2009)
Mixta sobre papel
34,5 x 25 cm
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"Camera da letto" (2009)
Mixta sobre papel
34,5 x 25 cm
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"Manto de Turín" (2008)
Objeto, Lana roja tejida
(Pertenece a la performancia "Yo soy la que soy")
600 cm x 170 cm |
"La mujer rota" (2007)
Mixta sobre pergamino
Tres objetos de 22 cm de radio |
Carta a Santa Marta, Santa Rita de Cassia y Santa Margarita de Alarcoque
El extranjero hizo una carta que se llama La Torre (Vírgen, Andróginos, La Ronda)
La verticalidad, hacer erguir, el círculo, despertar, rosas, desfilar en hileras, sacrificados, curación, religión, cuerpo, arte, extranjero.
1. Para curar hay que vaciar el corazón. Esta es la diferencia entre los grandes hombres y los falsos enamorados. Si tu corazón piensa la cabeza deja de doler:
El corazón pensante de los barrancones.
Los lugares son símbolos:
- Cuando piso el suelo del Parque de la Independencia.
- De la Iglesia Santa Clara
- Del jardín de rosas del Colegio de la Presentación
La niña decía que debería haber un ´rogano dedicado a sentir cada cosa. Mi dulce flor, habría entonces un órgano para el temor y otro para el amor, así cuando se amase no se temería, y cuando se temiese no se amaría. El amor no puede ir acompañado de tensión, sino de una especie de timor filialis. No es un sentimiento, es un estado del cuerpo y una disposición de la mente. Un vacío con una esfera de luz concentrada en el rostro del Otro.
Doy mi mano izquierda, todo esto no tiene nada que ver con el enamoramiento.
2. No queremos occidentales que sean héroes por darle la libertad a los esclavos:
- No voy a hablar por nadie, sólo siento que cada vez se acerca el que tiene rostro por todas partes porque está desnudo, o el que no tiene parte de su rostro, no puedo responder.
- Los efímeros perduran porque crean símbolos y los símbolos son creados por personas que se aman.
- Pero también puedo acercarme a quien nunca nadie le ha mirado el rostro y entrar juntos al jardín de las rosas.
- Pasar de ser uno a ser dos, manteniendo el corazón vacío, funda el deseo de hablar de "nosotros", que termina cob la certeza de hablar de "todos". No se trata de domesticar al otro, ni de responsabilizarse por la flor que se riega y dejar a las otras en el prado.
- Amar al otro es querer que exista, porque el amor hace que el otro sea importante: "Amar a una persona es decirle: tu no morirás jamás"
3. Columna vertebral del Arte
- Si la finalidad del arte es el otro, deberá ser un arte para sanar. ¿Qué más cercano al Otro que los oficios que tocan su cuerpo, lo alimentan, lo tejen? Estos hábitos no hacen parte de la satisfacción de las necesidades básicas, ni corresponden a los oficios que involucran los sentidos primitivos (a parte de los sentidos intelectivos como lo son la vista y el oído) sino que acuden y cuidan del otro, al mismo tiempo que construyen el legado simbólico y cultural encarnado en cada persona. El arte para sanar tiene como esfera de acción el legado simbólico y cultural de cada uno, a la vez que la obligación de acudir al Otro concreto. En uno el ámbito metafórico tiene una relación directa sobre las esferas del cuidado del Otro: el cuerpo como templo, el sexo como energía que guada revitaliza el corazón y puede curar. Alejandro Jodorowsky me sorprendió con la creación de la psicomagia, aquí el habla del cambio del cuerpo físico a partir de la sanación del cuerpo imaginario. "La psicomagia se apoya fundamentalmente en el hecho de que el inconsciente acepta el símbolo y la metáfora, dándoles la misma importancia que los hechos reales. Esto lo han sabido los magos y chamanes de las antiguas culturas" [1.]
- El arte u oficio como método afectivo de conocimiento. En su libro "Viaje a pie" Fernando González Ochoa comienza diciendo que durante un período de la vida una persona tiene 3 o 4 ideas en la cabeza, y toda su visión de realidad gria a partir de esas cuatro ideas. Las ideas que señala al inicio de su libro cuentan el entorno en el que se encuentra, habla de sensaciones físicas (que de nuevo reflejan un estado mental), esto para decirnos que la realidad mental se aprehende y es el cuerpo que se sitúa en un espacio. En "Mi Simón Bolívar" hace una crítica de las ciencias como única y verdadera base para el conocimiento. Hay un método de conocimiento afectivo, que es un estado que se gana a través de una trayectoria del sentir.
- Capacidad de ampliar la investigación a la acción. Así como lo hizo la Rosca, grupo dirigido por Orlando Fals Borda, con el fin de adelantar un proceso de investigación-acción que marca la apertura a una nueva comprensión, la apertura a una práctica en la que la comunidad estudiada por un grupo de sociólogos se hace consciente de los elementos que los ven como un integrante pasivo, que sufre para cambiar la realidad y entrar en una fase de liberación. El conocimiento producto de la investigación realizada, pasa a ser una práctica en aras de la liberación y autoconciencia de la comunidad. "La mejor forma es colaborar a que las personas hagan juntas cualquier cosa. ¿Cómo dar a un niño? Haciéndolo actuar" [2.]
- El arte como herramienta translingüística para reflexionar sobre los discursos socio-políticos, es decir, "acciones comunicativas orientadas a la transformación de la realidad articulándose a las víctimas de la modernidad tardía en que vivimos" [3.]. Enrique Dussel, una de las cabezas más visibles de la corriente de la filosofía de la liberación, un movimiento que surgió de las entrañas de Latinoamérica y que ahora se reconoce junto con otras filosofías post-coloniales, nos decía que el hombre es más libre cuando tiene una más profunda, amplia y esclarecida comprensión de su propio ser como proyecto histórico concreto. El reconocimiento de un proyecto común que no se quede con el proyecto matando la infinitud de otro concreto, es decir, que parta de la relación metafísica del Yo - Otro es lo que nos hace falta para entrar en el camino donde se exija justicia social, sin caer en el exotismo o la violencia. Es propio desde esta relación metafísica del Yo - otro, desde esta epifanía del rostro que limita con el sentimiento religioso (alejado abismalmente de las instituciones, no es por casualidad que propio en América Latina haya surgido la teología de la liberación, el culto mariano y la teología feminista tenga tanta fuerza), que la acción tiende de lo íntimo (el clavel y la mujer como núcleo simbólico de la religiosidad) a un reconocimiento que permite ir mostrando uno a uno un proyecto histórico original ignorado.
Esta idea vino del extranjero. Sentía la necesidad de darme significado, para sentirme que no estaba sola. Salía a caminar por las calles, junto con mi memoria: La Torre, con las manos pintadas de rojo. Necesitaba compartir lo que hacía con las manos y entonces nació la comunión del pan (ya desde la época del proyecto "Arte en conserva" dejaba las láminas de pan secando al sol con imágenes de salterios que después comían los Otros a quienes amaba). Con el tiempo y la distancia los otros dejaron de reconocerme, yo también me dejé de reconocer. Volví a la pintura, y la lana estaba todavía ahí acompañando los recuerdos de los bloques de hielo que mi corazón suspendió en el jardín, custodias, pirámides de cera, lana envuelta en los tobillos, en las muñecas, enmarañada la cargaba por la ciudad para recuperar la memoria, la que ya no quiero que esté aquí conmigo sino que estoy. La pintura deja al hacedor en la soledad, igual que los hábitos cotidianos, igual que el impulso religioso. Espero que sea una falsa soledad, una de alguien que es un cuerpo, que es un sexo y un dios. No soy cosas una al lado de la otra: ojos, dedos, ombligo, clítoris, pies. El cuerpo hay que vivirlo como templo. Cuando se es un huésped no invitado, como le sucede al extranjero, a mi cuando regrese y cuando estaba allá, las cosas tienen otro significado, dejan de ser instrumentos para hacer y se convierten en seres. También cuando me encuentro con el rostro del Otro o con el mío no quiero que deje de existir. Ser para hacer una comunidad que tenga un cuerpo y una carga simbólica es más importante que coleccionar cosas o cargar con recuerdos que arratran cosas. Convocar a estos hacedores que no son solo y que hacen para expandirse, para caminar por la ciudad con el corazón vacío.
"El hombre que sabe mirar su corazón es un topo -me dijo."
[1.] Jodorowsky, Alejandro. "La danza de la realidad", p. 364
[2.] Ibidem
[3.] Sánchez, Gustavo.
Andrea Aguía,
Bogotá, marzo de 2007
"Saliva" (2007)
Mixta sobre madera
35 cm x 100 cm
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"Campanas" (2007)
Mixta sobre madera
100 cm x 70 cm
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"Andróginos" (2007)
Mixta sobre madera
100 cm x 70 cm
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"Andróginos" (2007)
Detalle |
"Virgen" (2007)
Mixta sobre madera
100 cm x 70 cm
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"Salmos" (2007)
Mixta sobre madera
100 cm x 70 cm
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"Latinoamérica" (2006)
Mixta sobre cartón
100 cm x 70 cm
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"Vírgen de Guadalupe" (2005)
Mixta sobre cartón
100 cm x 70 cm
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"Custodia" (2001)
Instalación (hielo, lana, madera y tinta)
100 cm x 800 cm |
"Custodia" (2001)
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